La importancia de las pequeñas cosas

 Si apuntáis esta frase en el buscador de Google, obtendréis 711.000 resultados. Aproximadamente.  Sin embargo, para mi, esta combinación de palabras, por manida que esté, resulta ser la mejor manera de resumir cada uno de estos 18 días. Por ejemplo:

La importancia de lo sencillo

Nunca un artículo tan humilde y barato se me reveló más útil. Mi barreño ha cobrado un protagonismo central en mi día a día, junto a la ya famosa bañerita de Juan. Ambos son pareja mediática, por cierto. Empiezo a intuir ahora el auténtico significado y la importancia de los recipientes de metal que las novias de las zonas rurales de la India aportan al matrimonio.

La importancia de un minuto

Que significa 10 litros en una ducha.  El agua que consumimos -e incluso despilfarramos- en sesenta segundos, frente a las horas que millones de personas dedican a conseguir una cantidad que apenas basta para cubrir sus necesidades más esenciales.

La importancia de la dieta mediterranea

Si te quedan 7 litros antes de cenar, no utilices NUNCA curry picante para sazonar el pollo. Es más, aunque no sea picante, se fija de manera indeleble alrededor de las uñas y su aroma desafía al mejor de los lavados de manos con 25 cc. Moraleja: NO UTILICES CURRY DE NINGÚN TIPO

La importancia de cada gesto

Visitar este blog, dejarnos un comentario, hacer “un50litros” un día a la semana, hablar de todo esto a tus amigos, difundir un video, sumarse a la Ola por el Derecho Humano al Agua, caminar 6 km con un cubo, encender una linterna el martes por la tarde, twittear esta iniciativa…y hacerlo desde el convencimiento de su utilidad y como expresión de una ciudadanía comprometida y responsable.

La importancia de un vaso de té.

Lo pensé ayer, cuando en la mesa se nos cayó un vaso lleno de agua. No pasa nada, lo volvemos a llenar. Cuando cada gota cuenta, un vaso de agua es casi una fiesta. Y una bebida de te, ofrecida hasta en la más humilde de las familias, un ejemplo del verdadero significado de la palabra hospitalidad que solo esta experiencia me ha permitido comprender.

La importancia del trabajo en equipo

En casa: gracias a mis esforzados compañeros de piso, grandes y pequeños!

En ONGAWA: gracias a Jorge y Alberto por impulsar, alentar y repensar, casi cada día, el reto de los 50 litros. Y a quienes habéis conseguido que se nos lea, se nos oiga e incluso se nos vea. Porque hemos logrado que se vea, se oiga y se lea la realidad de millones de personas que estamos intentando transformar.

 

3+6+5=ONGAWA en Movimiento

Enfilamos la tercera etapa de nuestra aventura, animados por el eco que está teniendo en nuestro entorno cercano, en el sector e, incluso, en las redes sociales y en algunos medios de comunicación.

Quince días con los litros contados dan para mucho. Que no equivale a decir que los litros de estos quince días -cincuenta- den para tanto, aunque, como estamos insistiendo, dan para lo justo. Sobre todo si esos cincuenta litros son de agua segura y quedan tan a mano como abrir un grifo.

Y siguiendo con las cuentas, en estos días, hemos hecho también muchas. Hemos contado los minutos y los segundos cada vez que hemos abierto el grifo. Contamos cada vez que usamos la cisterna, sumamos 0.20 litros a nuestro consumo con cada vaso de agua y dividimos el consumo de agua de la lavadora entre los miembros de nuestras-comprensivas-familias. Porque cada litro, cada gota, cuenta.

En cuestión del Derecho Humano al Agua, las cifras son importantes. Porque detrás de las cifras estamos las personas.

Por eso y porque el movimiento se demuestra andando, el próximo lunes día 19, vamos a profundizar en nuestro acercamiento a la realidad que viven millones de personas, sobre todo mujeres, en los países en vías de desarrollo, no 21 días, sino 365 días al año. Vamos a caminar, los 3, 6 kilómetros para llevar a casa 5 litros de agua.

Saldremos de la Puerta del Sol, en Madrid, con nuestros cubos vacíos, a las 11.00 de la mañana y caminaremos hasta el Retiro, pasando por las calles Carretas, Jacinto Benavente, Atocha, Paseo del Prado y Alcalá. En el Retiro, buscaremos una fuente de agua, para llenar los cubos con 5 litros cada uno, con la que pasaremos el día completo. La vuelta, la haremos bajando por la calles Alcalá, Gran Vía, Callao, Preciados y Sol.

Para nosotros,será una manera más de aproximarnos a la realidad diaria de millones de personas. Pero, sobre todo, una  oportunidad de acercar y hacer visible esa realidad, la de la falta de acceso al agua, a todas las que encontremos a nuestro paso

Y tu…¿te sumas? El día 19, a las 11 de la mañana, bastarán un cubo y algo de tiempo para Marcar la Diferencia.

Rompiendo aguas

El agua es un elemento esencial para la vida. Pero hay ámbitos de la vida, aquellos en los que la propia vida se manifiesta casi en estado puro, en los que el acceso al agua divide a la humanidad en dos continentes, entre los cuales la diferencia más importante no es el clima, ni el idioma, sino las probabilidades de madre e hijo de sobrevivir a un parto.

En estos días compartimos en el blog nuestras dificultades para sobrevivir en circunstancias normales. Incluso así, Alberto comentaba que las cuentas no te salen si, por cualquier incidencia, hay una necesidad de agua que se salga de los consumos ordinarios, como tener que lavar más ropa de lo normal, si hay un enfermo en casa. Qué descalabro si en lugar de poner más lavadoras, la incidencia es un parto…

Vivir en España con50 litros es un reto, está claro. Pero entonces, habrá que inventar una palabra para expresar lo que supone parir sin agua.  Dar a luz en condiciones muy limitadas de acceso al agua y el saneamiento es mucho más que un reto, es una competición por la vida en la que madre e hijo se enfrentan no solo a la incomodidad, sino a multitud de complicaciones por la presencia de bacterias a los que los recién nacidos son especialmente sensibles, lo que se traduce en elevadísimas tasas de mortalidad materno-infantil.

En las maternidades de la provincia de Cabo Delgado, en Mozambique, parte de nuestro trabajo ha consistido, precisamente, en facilitar el acceso al agua y al saneamiento en las maternidades de las zonas rurales. Una ducha, agua corriente y un equipamiento básico de saneamiento están contribuyendo de manera significativa a aumentar las probabilidades de que madre e hijo vuelvan a casa, máxime si se tiene en cuenta que, por motivos culturales, las mujeres suelen acudir a los centros de salud sobre todo si hay complicaciones en el parto.

Como miembro de ONGAWA y muy especialmente como madre, no se me ocurre ningún otro espacio de trabajo en el que se pueda decir con mayor legitimidad que trabajar por el derecho humano al agua es sinónimo de hacerlo por la vida. Trabajar por facilitar el agua y el saneamiento en una maternidad es dar oportunidades a que la misma vida comience. Vaya desde aquí mi admiración por las mujeres que, con sus hijos, salvan los muchos obstáculos que preceden y suceden a un parto. Y mi agradecimiento a todas las personas que, de muchas maneras distintas, les alientan en su esfuerzo, a miles de kilómetros de distancia y nos ayudan a seguir trabajando.

PROPUESTA DE ACCIÓN DEL DÍA

Unete a la ola de ideas por el Derecho Humano al Agua

 En ONGAWA tenemos algunas ideas para contribuir a solucionar el problema del agua en los países del Sur, pero queremos que nos cuentes las tuyas, uniéndote a la ola por el Derecho Humano al Agua.

 Entra en www.unetealaoladelagua.org y déjanos tu propuesta

 

Mi cubo y yo

Uno de los aprendizajes prácticos más importantes en estos días ha sido que almacenar el agua en un recipiente es muy útil para controlar mi consumo a lo largo del día. Empecé controlando el gasto en la ducha, cambiándola por la bañerita de bebé, pero luego he extendido esta práctica a casi todos los momentos en que consumo agua. Uso una pequeña jarra en el lavabo, con la que controlo el agua que empleo en lavarme las manos y los dientes. Una más grande en la pila de la cocina, para medir el agua necesaria para fregar todo aquello que no meto en el lavavajillas…parece que, viendo el agua que me queda, soy más consciente de la importancia de cada gota.

Así pues, he redecorado mi casa -y mi vida con profusión de recipientes de distinto tamaño y he rescatado a mi cubo de su discreto papel de acompañante de la fregona. En el cubo almacenamos el agua usada para luego evitar descargas de la cisterna y usos similares. Por su parte, los niños le han encontrado otras utilidades, mucho más lúdicas, aunque no sé si muy apropiadas en términos de “buenas prácticas en higiene”…

Precisamente, hace casi un año, pasé el día con con un cubo en la mano. Habíamos quedado en llevarlo al acto de calle que organizamos en Día Mundial del Agua, en la Red de San Luis, por la tarde, de modo que salí de casa y me encontré con mis vecinos. Llevé a mis hijos al colegio y coincidí con padres y profesoras. Me desplacé en el Metro, junto a decenas de personas desconocidas con las que compartí el reducido espacio del vagón. Todo el mundo miró mi cubo, con desconcierto y curiosidad. ¿quién lleva por todo Madrid un cubo, usado? Muchos, los más conocidos, me preguntaron directamente. En otros casos, yo saqué el tema de conversación. Al final, gracias a mi querido cubo hablé del Derecho Humano al Agua casi tanto a lo largo del día como en el acto de calle…sin proponérmelo. Incluso con el funcionario de la Tesorería de la Seguridad Social, que me atendió y que amablemente acomodó mi cubo en una silla!!

En otros lugares del mundo, salir de casa con un cubo es un gesto diario. Es la realidad, por ejemplo, de los niños y niñas de las comunidades rurales del Distrito de Same, en Tanzania, que llegan a la escuela con su cubo de plástico para llevarlo de vuelta a casa lleno de agua. A veces son niños muy pequeños, para los que transportar estas cantidades supone un esfuerzo muy importante. Y una gran responsabilidad. Aunque la transporten con cuidado, parte del agua se pierde por el camino y, si no se tapa, la posibilidad de que su consumo no sea seguro es alta. Por eso, es importante seguir trabajando para que el agua sea accesible y para que sea de calidad. Para contribuir a que los niños y las niñas puedan dedicar más tiempo a su educación, y a que mejoren sus condiciones de salud, porque eso aumentará significativamente sus oportunidades de futuro.

Y estoy segura de que, cada pequeño gesto que hacemos aquí, no solo cuenta, sino que suma. Por eso, os invito a que llevéis a cabo cualquiera de las acciones que, cada día, os proponemos desde aquí. Allá va la de hoy.

PROPUESTA DE ACCIÓN DEL DÍA

Regálale a un amigo una botella de agua sucia

 Llena una botella de agua sucia y “regálasela” a un amigo, familiar o conocido. Dale información sobre cómo la falta de calidad del agua afecta a la salud de los más vulnerables en los países del Sur.

 

También la lluvia

Lo bueno de esta experiencia –al margen de la evidente reducción de mi factura del agua y el cambio en lo hábitos de mi propia familia-es descubrir el inagotable campo de la libre interpretación de la información.

Las reacciones de propios y extraños, de mis amigos, mi familia, los lectores del blog son de lo más variopinto:

Una de las más frecuentes es “50 litros??? ¡Qué barbaridad! Yo no soy capaz de gastar tanta agua…”. Cuando a esta afirmación se enfrenta el hecho de que una ducha de 3 minutos implica un gasto de 30 litros, la cosa empieza a cambiar. Claro, que tengo un inventario de despropósitos varios que no tienen desperdicio…”¿lo haces para adelgazar?” “Pero, no dicen los médicos que con beber dos litros de agua es suficiente?” “50 litros!!! ¿cómo puedes beber tanto en un solo día? Eso tiene que ser malísimo para el estómago”

Cuando, finalmente, alguien comprende que es una cantidad muy inferior a la que, de manera habitual, consume una persona de nuestro país, entonces empiezan el cuestionamiento –“eso no vais a poder hacerlo”- y la preocupación…”pero, cómo vas a arreglártelas?”. Es curioso cómo un mismo hecho puede provocarnos estupor, preocupación o indiferencia, en función de lo cercano que nos resulte. A nuestro entorno le parece toda una aventura que intentemos vivir con 50 litros de agua. Pero la sociedad occidental convive con naturalidad con el hecho de que 884 millones de personas no alcancen esta cifra. Es noticia que tres personas limitemos nuestro consumo. Pero es difícil que a los medios de comunicación se asomen todas estas personas, con las que en estos días, más allá de nuestras diferencias culturales e idiomáticas, nos hermana la relación con el agua.

Nos movemos por lo que nos toca por dentro. Y lo que nos toca es, lógicamente, lo que tenemos cerca, aquello que forma parte de una realidad compartida. Animada por la acogida que esta iniciativa –esta suerte de puente entre dos realidades- está teniendo, siento que estos 884 millones de personas están, estos días, más cerca de quienes podemos hacer algo. Con nuestra voz, recordando a las instituciones sus compromisos. Con nuestro tiempo, trabajando voluntariamente en las organizaciones que reclaman el Derecho Humano al Agua. Con nuestros recursos, apoyando las iniciativas que acercan, cada día, el cumplimiento de los objetivos del milenio.

Mi hijo mayor, que tiene cinco años, me miraba perplejo esta mañana cuando me estaba lavando -no sin esfuerzo y algo de embarazo- con el agua de la bañerita del más pequeño, un bebé de seis meses. Me ha preguntado si se me había olvidado que podía usar la ducha, abriendo el grifo. Le he contestado que estaba intentando saber cómo se sentían las personas que no tenían esa facilidad. Me ha dicho que lo que podían hacer esas personas era poner un grifo, o esperar a la lluvia. Y que si la lluvia tardaba mucho en caer, seguro que nosotros (¿quiénes?), podríamos “hacer la lluvia” y “quitar con una paleta los bichitos de las enfermedades que ensucian el agua”.

Os dejo. Voy a intentar explicarle, sin decepcionarle, que no nos corresponde “hacer la lluvia”. Pero si intentar que todos accedamos a una cantidad mínima de agua. La que nos posibilita para tener una vida digna. Casi igual de ambicioso. Pero mucho más alcanzable que las nubes.

 

PROPUESTA DE ACCIÓN DEL DÍA

¡Corta el agua!

Corta el agua en tu casa, tu oficina o universidad. Aprovecha el desconcierto para informar a tu familia o compañeros de la situación que viven los más de 800 millones de personas que no tienen este derecho garantizado. Puedes imprimir folletos sobre el Derecho Humano al Agua para entregárselos.

Metida de cabeza en esto de los 5o litros…

Me ha tocado elegir: o me lavo el pelo o dispongo de mi agua diaria para todo lo demás. Cuando pensé en embarcarme «de cabeza» en la experiencia de los 50 litros, no conté que mis necesidades de higiene y de otra índole, más intangible, son ligeramente distintas que las de mis dos compañeros: ellos tienen un corte de pelo muy apropiado para estas circunstancias.

De modo que, aunque he escatimado lo más posible, he empleado 30 litros (3 minutos) en un lavado rápido de cabeza, del que he salido completamente enjabonada, quizás por la presión que me ha producido la falta de práctica. Resultado: tengo el pelo estropajoso, pero las ideas más claras…

Me cuenta Juliao, uno de nuestros compañeros de Mozambique, que en las zonas rurales de su país las mujeres suelen llevar el cabello trenzado y lo lavan una vez al mes, aprovechando especialmente los días de lluvia o acercándose al río, si tienen esa suerte. Muchas no tienen acceso al jabón -por su coste- y utilizan productos naturales (hierbas, tubérculos) que producen mucha espuma y que requieren una gran cantidad de agua para eliminarse, lo que hace del lavado del cabello un acto muy distinto de nuestro gesto cotidiano.

Como en nuestro equipo, las personas tienen necesidades especiales y diferenciadas. Pero no se trata de una cuestión estética y fácilmente solventable -podría cortarme el pelo y ya está- sino de necesidades relacionadas con la higiene básica y la salud, vinculadas al acceso al agua y al saneamiento. La disponibilidad y accesibilidad de estos recursos no deben medirse en abstracto, sin considerar requisitos particulares de niños y niñas, personas mayores, con discapacidad, mujeres, incluidas las embarazadas y muy especialmente de personas con condiciones especiales de salud. Obviar sus especiales necesidades incide en su vulnerabilidad, por lo que es imprescindible incorporarlas en las intervenciones orientadas a mejorar el acceso al agua de cualquier comunidad.

Y a ver cómo paso lo que queda de día!

Itziar

PROPUESTA DE ACCIÓN DEL DÍA

Pega pegatinas en cuartos de baño y cocinas

Pásate por alguna de las oficinas de ONGAWA, recoge algunas pegatinas de la campaña y pégalas en tu cocina o en el baño de tu casa, o en los de tu universidad u oficina.

Si lo prefieres puedes fabricarte tus propias pegatinas imprimiendo el siguiente archivo.